¡Si, festejemos 200 años de Independecia! ¡Festejemos 100 años de Revolución! ¡Festejemos que somos mexicanos! - Frases que hoy se oyen por todos lados, que nos hacen enorgullecernos de ser mexicanos, de vivir los frutos de la independecia y de la revolución de nuestros antepasados que lograron liberar a la sociedad mexicana.
Somos un país fiestero por necesidad, festejamos todo, festejamos hasta los mediocres partidos de la selección de futbol, somos un país de pocos logros colectivos, en nuestro México los logros que han dado lustre a este país son méritos individuales, y de ahí nos colgamos todos, nos subimos a barcos ajenos de méritos que no nos pertenecen. Falta un año para la centuria(s) de estos movimientos sociales de nuestro pais y ya estamos en las vísperas de los festejos, pero más alla de lo convencional y en referencia al momento que vivimos, me pregunto: ¿Qué es lo que festejamos?.
Nunca más que hoy, la sociedad mexicana es presa, es dependiente y no me refiero a la soberania, me refiero a los contextos sociales, políticos, culturales y económicos. La identidad mexicana no esta en peligro en las zonas rurales, poblados o ciudades pequeñas, pero que hay de las ciudades más grandes, los estereotipos y las actitudes convencionales son producto de un consumismo extranjero; de un malinchismo. Lo logros en nuestra sociedad no estan dados por contribuciones a la comunidad, al desarrollo de la región o del bien colectivo, es por ello que el reconocimiento social esta más dado por la acumulación de poseciones materiales.
Ayer recién ratificaron los partidos políticos que somos parte de un colectivo esclavizado por la clase polìtica en este país, mientras mandaban mensajes a la ciudadania de proteger la economia popular evitando aceptar las propuestas del ejecutivo federal, tras esas intenciones se dieron rienda suelta aprobando una cantidad innumerable de impuestos, que al contabilizarlos hacen peor la situación que si solo se hubiese aceptado la propuesta del preciso Calderón. Tanto ayer como en las elecciones del 2009 nos damos cuenta que somos presos de una clase política elitista, dolosa, voraz e indiferente.
El sistema funciona y de tal manera que está en una gran proporción el colectivo conforme como se manejan las cosas, es así que al resto que esta descontento se les da largas a la espera de cambios importantes y al reducido grupo disidente se le controla con más facilidad.
Estamos entonces festejando movimientos que en estos dias honramos de formas vergonzosas, los vicios de la modernidad y la globalización han prostituido los logros e ideales de los que nos dieron libertades legítimas y verdaderas.