Hoy en día estamos llegando a heredar a nuestros descendientes un sentimiento de libertad comprometida, la sensación de que somos libres de tránsito y de acción, es cada día reducida a un sentimiento de incertidumbre. Los días felices de ir al parque a llevar jugar a los pequeños o de visitar a los amigos, la novia o los parientes a quedado practicamente en una rupestre pintura de la memoria, somos casi sujetos dependientes del momento, las noticias a diario aprisionan nuestras mentes y modifican nuestras conductas, saludar a alguien en la calle resulta un acto heroico, contestar el teléfono ya no es un placer, asistir al banco hace parecer una cuasicaricatura de atravesar una avenida en Bagdad.
Hoy somos en alguna medida; victimas de lo que todos hemos dejado de hacer, somos victimas de nuestra propia cultura de falta de compromiso y acción, hemos dejado que y esperado que el gobierno y las instituciones decidan por nosotros, nuestra pereza de pedir cuentas nos ha hecho victimas de nuestros propios actos colectivos.
En esta época donde la television comercial educa nuestra mente colectiva y donde los periódicos nos informan más sobre las ofertas comerciales que de los actos reales de la comunidad, estamos siendo victimas de nuestra irresponsabilidad, de no pedir cuentas y de no comprometernos, el gobierno y las instituciones regulan el comportamiento de este país, pero no deben decidir por nosotros, deben ajustarse a nuestras necesidades, es hora que exigamos más, no debemos ser tolerantes donde eres mas culpable por robar pan para tus hijos que por violar mentes infantiles.
Estamos llegando a la pérdida de nuestra libertad y adoptando un síndrome de Estocolmo Nacional, estamos comprando las ofertas de la television y de los periódicos, estamos dejando de pensar, están pensando por nosotros y hemos dejado de apoyar a los que realmente piensan en este país; así, somos victimas de nosotros mismos.
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