Esta semana en su ruta mundial la Copa de Futbol de la Fifa hizo parada en México, con bombo y platillo se presento la Copa a la media nacional, donde entre otros se presento ante el mandatario nacional quien tuvo la oportunidad al perecer de ser el único mexicano en tocarla; y no solo eso, sino que se atrevio a revisarla y levantarla.
En el México de hoy (como dice L. Dóriga) como desde hace mucho tiempo; desde las épocas del priísmo en el los pinos, México vive la zozobra de un estado de ingobernalidad que se une a un desesperante desempleo, una constante inseguridad y la falta de una dirección colectiva. Cada nueva etapa previa a las elecciones existe un cachondeo político en pos de asegurarse una buena tajada del pastel, las campañas políticas siempre se han dado con patadas bajo la mesa, con alianzas de dudosa empatía, con banderas de intereses representados por mero interés electorero.
Hoy en día como evolución darwiniana la política mexicana esta experimentando nuevas características evolutivas, impresas sin duda con un matiz cínico cada vez más evidente. Esta semana los líderes de los partidos celeste y tricolor se graduaron con todos los méritos en la universidad de la farsa, siendo desnudados sus acuerdos y tratados; firmados puntualmente. Y no fue suficiente hacerlo entre ellos sino que tuvieron la mano de dios o más bien la firma del secretario de gobernación, quien parece se esta convirtiendo en el chivo expiatorio del ejecutivo federal, torpe o intensionalmente.
La administración de Calderas esta en una debacle catastrófica, su equipo parace estar dándole un tratamiento judezco y a la mitad de su gestión el país parace llegar a un estado de ingobernabilidad parecido al de los países en estado de guerra. La aceptación del presiso Calderas esta en sus niveles más bajos; todos le estan dando el espaldarazo, desde sus copartidarios, las instituciones, los gobernantes, así como el ciudadano común.
Los propósitos y compromisos de campaña del ahora presidente le estan pasando factura, el tema de seguridad esta cimbrando como catarro decembrino la corrupta estructura de las instituciones encargadas de combatir el crimen. El objetivo de la generación del empleo como el sismo haitiano se desplomaron los índices de efectividad, en lo que resta de la administración es probable traten de ocultar los nulos avances realizados. Las reformas y acuerdos políticos de una administración abierta son un chiste, tal vez este sea el caso más grave de todos, peor que la inseguridad provocada por el narcotrafico esta el secuestro del que es objeto el país por los tres principlaes partidos.
Una administración en su apocalipsis con pocos logros, sin mucho que festejar, con un país sitiado; le recuerdo señor Presidente: "la Copa No se Toca".
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