2010-08-27

Ventana - Rehenes del Miedo

El Universal | José Cárdenas

No hay precedente. La matanza de San Fernando es una vergüenza. Zetas secuestraron a 58 hombres y 14 mujeres, una embarazada. Venían de Centro y Sudamérica. Serían sicarios, por mil dólares a la quincena. Rehusaron la oferta. Los fusilaron.

La tragedia podría repetirse. El Instituto Nacional de Migración está podrido. Mal operado. Su ley es obsoleta. Así conviene. ¿Cómo explicar la movilización inadvertida de 72 indocumentados de Chiapas a Tamaulipas, vía Campeche, Tabasco y Veracruz? ¿Caminaron en la sombra cubiertos por la niebla? El tráfico de indocumentados vale 50 millones de dólares. Secuestran 20 mil al año. Delito denunciado en vano. Brutalidad con tintes de holocausto, califica El UNIVERSAL. Tenemos un enemigo en común. Está en casa. Es la burocracia corrupta cómplice del crimen. Hay policías peores que los hampones. Se llevan entre las patas cualquier estrategia. Cualquier diálogo por la seguridad. Cualquier voluntad suprema.

Con tragedias como la de Tamaulipas, el crimen avanza. Arrincona la esperanza. Divide. Vence. El México salvaje abruma. La sociedad es rehén del miedo. Estamos secuestrados. Gobierna el crimen. Somos más. Parecemos menos. Basta de mezquindades. No podemos fingir. Ejecuciones. Amenazas. La violencia nos tiene en guerra. No cabe la retirada. ¿Cómo lograr que el Ejército regrese a los cuarteles mientras haya autoridades a sueldo de criminales? ¿Mientras la ley de plata o plomo prevalezca? ¿Mientras sólo dos de cada cien delitos se castiguen?

Cualquiera tiene razón para estar indignado. El crimen lacera. Grave error sería dejar a los malos arrebatarnos el país. Sería traición dejarlos en paz. Entregar la plaza. Urgen autoridades confiables. Más política social. Oportunidades. Renovar cultura de valores. Más legalidad. Responsabilidad compartida. Los jóvenes no quieren ser licenciados. Mejor carne de cañón; esclavos de adicciones; sicarios de la muerte. Ricos y famosos.

Urge paciencia. Más estrategia. Cero impunidad. La lucha es de largo plazo. En el corto, sólo guerra. Ley en mano. Por la fuerza. No hacerlo sería cobarde. El cuento de nunca acabar. La gente desespera. Faltan resultados. Desconfía. La victoria aún es impensable. Costará más vidas. Más dinero. Esfuerzo. Dolor. Por ahora, sin soldados, no hay modo de darle vuelta.

EL MONJE LOCO: Calderón ataca de nuevo. El combate al lavado de dinero se eleva a la décima potencia. La estrategia limitará compras en efectivo de casas, autos, barcos, aviones, joyas y apuestas. El que pague más de 100 mil, será investigado. Testaferros bajo lupa…// AMLO estuvo en CU. Con Biblia bajo el brazo. Ni siquiera enseñó los huevos, como le hizo Marcelo al cardenal. Ya se sabe. Ya se supo...

2010-08-23

Atando Cabos - El Infierno

Por Denise Maerker
2010-08-23 - ElUniversal.com.mx

La traición es deleznable. En la historia son recordados con un especial espanto esos personajes que mataron o entregaron a sus enemigos al amigo, al padre, al hermano. El que traiciona no sólo prepara su crimen alevosamente, lo hace sin odio, desde la frialdad que se necesita para acercarse lo suficiente sin generar sospechas. El que traiciona convive con su víctima y le conoce por fuerza su lado humano: sus afectos, debilidades y miedos. El que traiciona tiene que franquear un umbral moral distinto al del asesino: no se trata de disparar a lo loco o drogado armas de alto calibre en contra de desconocidos o de enemigos distantes y supuestamente temibles, no, el que traiciona sabe que el otro es tan humano como él, padre como él, esposo como él, hijo como él.

El viernes supimos cuando se dieron a conocer los nombres de quienes presuntamente participaron en el secuestro y asesinato del alcalde de Santiago, que todos eran policías. Una mala noticia, sin duda, pero no una gran sorpresa. Llevamos muchos meses siendo testigos de la putrefacción en la que se encuentran nuestros cuerpos policiacos. No podemos espantarnos porque unos policías municipales hayan aceptado vigilar una carretera para que los sicarios pudieran sin estorbos secuestrar al alcalde. Ellos como otros miles de mexicanos aceptaron ese dinerito extra porque no se es narco sólo por echar aguas, informar nimiedades o prestar patrullas. Esa es al menos la explicación que a muchos les permite dar el paso sin asumir responsabilidad ni torturarse con malestares y culpas.

Pero el viernes presentaron como culpable a un escolta del alcalde, concretamente al encargado de la seguridad de su casa. Su caso provocó una reacción diferente, los periodistas se arremolinaron a su alrededor, le hacían preguntas, querían entender: ¿qué sabía?, ¿por qué lo hizo? Todos sabemos intuitivamente, sin necesidad de pensarlo mucho, que la explicación de la mala paga y las pocas oportunidades no explican un acto así.

Luis Estrada, extraordinario director de cine (La Ley de Herodes), está por estrenar El infierno, una película en la que nos muestra el recorrido de los hombres y mujeres que en el camino van dejando parte de su humanidad. Y Luis no sólo exhibe a políticos de ayer y de hoy, tampoco se limita a retratar a los malísimos, sicarios o narcos millonarios, no, también retrata a la madre ávida de dinero que no sólo acepta sin chistar el dinero del hijo narco sino que le arranca el reloj antes de que se vaya, o al tío que feliz guarda sus principios en un cajón para hacer negocios y lavar dinero, o al joven cuya máxima aspiración es ser un buen narco y a la de la tiendita que lo mismo vende estampitas que drogas. El mundo que retrata Luis está lleno de traidores porque está lleno de muertos vivientes. Es un espejo cruel y sin concesiones de un México que existe, el pasado viernes lo confirmamos.

2010-08-06

Niño 'Guerrero' sueña con ser futbolista en Cruz Azul


Carlos tiene 14 años, llegó al DF solo, con dos mil pesos en la bolsa, y encontró en Orozco a un amigo

LUIS SALAZAR


A Carlos García Ramírez no le importó tener 14 años y dos mil pesos en la bolsa para viajar solo en un camión de Tlaquepaque, Jalisco, al Distrito Federal, en busca de su sueño: jugar con Cruz Azul.

Hace seis meses inició su aventura. Sus padres no lo pudieron acompañar a la Ciudad de México porque trabajan para mantener a sus otros tres hijos. Cerca de la Central del Norte encontró un hotel donde rentó un cuarto a 100 pesos la noche.

“Le eché ganas para venirme para acá para hacer la prueba, sin dinero. Ahorré como unos dos mil pesos y me vine en camión solo; mi papá me dijo: ‘échale ganas, te quiero ver allá adentro’”, cuenta Carlos a RÉCORD.

Carlos no conoce el DF, por lo que no le fue fácil llegar a La Noria. “Me perdí, pero preguntando en el metro, gente que no me conocía me decía: ‘yo voy para allá’, y me dejaban en lugares, me perdían más. Por las ganas que tenía no me importó no saber”.

Cuando Carlos llegó a las instalaciones de Cruz Azul se dio cuenta que la persona responsable de hacer las pruebas a los jóvenes no había ido ese día.

“Pasaron semanas y dormía en el hotelillo. Comía tacos, gorditas, panza, leche. Sí la sufrí un poquillo porque mi mamá no tenía dinero. Me mandaba cada que tenía. Llegar a las fuerzas básicas ha sido un poquillo doloroso, todavía no estoy adentro, pero le estoy echando todas las ganas”, explica.

El joven ya fue presa de la inseguridad que se vive en la capital. “Una vez me asaltaron a la salida del metro. Me preguntaron la hora, saqué mi celular y un tipo me lo pidió: ‘éste es un asalto’, me dijo y se empezó a enojar. Sí me espanté por la impresión, no me sacó un arma, pero al último me dio un ‘sape’ y se echó a correr”.

Debido a que se le acabó el dinero que tenía para sobrevivir, Carlos se regreso a su casa en Tlaquepaque donde estuvo un mes. Ahorró de nuevo y regresó al DF. Hoy, ha pasado varias etapas para quedarse en Cruz Azul, vive en la casa club del equipo, y está cerca de quedarse con la Sub 15 del equipo.

“Estoy casi en la última etapa, primero Dios, me dicen el lunes si me quedo. He madurado un poquillo, me he enseñado que hay que ser guerrero, no hay que dejarnos vencer y si tenemos un sueño, hay que cumplirlo”, añade Carlos, a quien sus compañeros lo apodan el ‘Rooney’.

Orozco, su ‘padrino’

El joven conoció el día que hizo su prueba al delantero de Cruz Azul, Javier Orozco.

“Yo sabía que él jugaba en Primera División, pero no me acordaba de su nombre, fui y le pregunté: ‘¿tú juegas en Primera?’, y me dijo que sí; le pregunté: ‘¿te dicen el ‘Chuletita?’. Ya me preguntó que a qué venía y le dije que a una prueba y me dijo que me iba a estar viendo. Hice la prueba y gracias a dios me salió bien y me quedé”.

Otro día, Carlos salía de la Noria e iba a subirse a un camión que lo llevara a Taxqueña, pero Orozco le habló. “Cuando me iba a subir, me tocaron el cláxon, volteo y me dice el Chuletita: ‘ven’; de hecho, se enojó el camionero, me acerqué al Chuletita, me preguntó a dónde iba y me dijo que me daba un ride. No le creía. Me acuerdo que fue algo inolvidable”, relata.

La amistad entre Javier y Carlos creció y en el partido entre Cruz Azul ante el San Francisco de Panamá el martes pasado, Orozco festejó su tercer gol con el ‘Rooney’.

“Mi ídolo es el ‘Chuletita’ y en el partido ante Estudiantes le pedí su camiseta y me la dio. Vino contra Atlante y pedí permiso para ser recogebalones, fui al estadio y ahí me regaló la camiseta.

“Contra San Francisco repetí de recogebalones y en el festejo me dijo el ‘Chule’, ‘vente, métete’; me brinqué y me metí a la cancha y me valió si me regañaban o no. Me dijo que le echara ganas, que me quería ver allá arriba (Primera División) y es lo que voy a hacer”.