Ya se acerca lo que parace ser una de las elecciones más controversiales de la historia, y eso parace un hecho algo garantizado desde la previa; no es como en otras ocasiones donde la controversia se producia instantes apenas terminaba la jornada electorera, hoy ya se viene una elección donde el pronóstico no es la abstención; sino la votación nula, es decir; el voto anulado para que no cuente para nadie.
Algunos le llaman voto nulo o voto cero; el caso es que esta existiendo una campaña mas fuerte conforme se acerca la cita de los mexicanos con las urnas, el llamado es desde varios frentes y este esta pulverizando al anterior, al anterior en elecciones que era el voto por "el menos peor", el llamado para estos dias es un voto nulo que sirva de protesta contra los partidos y quienes los representan, que indique de alguna manera la inconformidad de la ciudadania por la nula o pobre propuesta de sus campañas o más bien la falta de credibilidad hacia ellos.
El llamado se produce desde varios frentes no politicos, tal es el caso del sr Martí, quien sin hacer alución a su tragica pérdida, ha hecho una campaña inteligente promoviendo y dando propuestas digamos novedosas de alguna forma, como lo es que los candidatos bajo firma ante notario puntualicen sus campañas y propuestas para que dichos documentos sirvan de referencia para evaluar su cumplimiento cuando estos esten desempeñando su puesto al ganar la eleccion que les corresponda.
No sirven en estos dias las promesas, los discursos elocuentes o las referencias de antaño, sucede en Tamaulipas campañas como en la época dorada del presidencialimo priísta, quizás sucede en todo el país pero recientemente he visto que el protocolo del gobierno estatal en eventos públicos es un espejo de ese priísmo añejo.
Tomo textualmente las palabras de un auditor de SGC que comparaba el proceso de elección con el de un sistema de calidad; "Si el proceso es dudoso, el resultado lo es igual", es decir; si desde un inicio un proceso como el nuestro; el electoral, no goza de certidumbre es irremediablemente probable que el resultado de ese proceso no satisfaga las expectativas previas.
Estamos viviendo una etapa de incertidumbre de credibilidad política, mi pregunta es: ¿la culpa es realmente de los políticos o es que nosotros como ciudadanos no hemos hecho nuestra tarea y les hemos otorgado más poder por no querer comprometernos a dar seguimiento a esa parte que como ciudadanos nos corresponde de exigir cuentas a nuestros representantes?.
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