2011-08-29

Sr Gobernador, ¿Que hay de las familias tamaulipecas en duelo?


Por Pepe Flores

La tragedia ocurrida en el casino Royale en la ciudad de Monterrey donde unos sujetos iniciaron un incendio que se propago y provoco la muerte de 52 ciudadanos es un evento que desnudo por un lado la falta de sentido humano y falta de respeto por la vida (por presuntos miembros del crimen organizado), una pobre cultura de seguridad en nuestro país, supuestas violaciones o incumplimientos en las medidas de seguridad por los dueños del local y donde el area de Protección Civil debia hacer cumplimentarlas.

Un atentado, tragedia y evento de esta magnitud como es de suponerse dio la vuelta al mundo y dejo en claro el estado de vulnerabilidad en la seguridad de los mexicanos; un evento que era probablemente imposible evitar, pero si evitar al minimo el deceso de los clientes que hoy se lloran. Todos los sectores del país se han pronunciado condenando la tragedia, pidiendo justicia, pronunciado apoyos (no especificados en la generalidad) tanto en lo interno como externo.

El equipo presidencial logro mediante un cuidadoso manejo mediatico; simpatias y apoyos, a una otrora criticada campaña contra el crimen organizado (no tanto por la guerra en si, sino por los daños colaterales y el nivel elevado de decesos en el proceso). El mensaje del presidente a la nación condenando esta tragedia fue uno de los mejores recibidos desde que comenzo su campaña contra el crimen organizado.

Por su parte, el gobernador tamaulipeco envio un mensaje de apoyo a su parte neolonés y a las familias de las victimas, "Los tamaulipecos expresamos nuestra convicción de seguir trabajando juntos con las autoridades de los tres órdenes de gobierno, estatal, federal y municipal por la recuperación de la paz social, y rechazamos enérgicamente cualquier acto de violencia que atente contra la vida de inocentes y contra la convivencia social", manifestó. Este fin de semana tuvo lugar un enfrentamiento entre presuntos miembros del crimen organizado y miembros de los cuerpos de seguridad del estado y la federación en ciudad Victoria, tan comentado en redes sociales (Facebook, Twitter y Youtube) por lo que se especula podria por tal motivo ser noticia en los periodicos locales (caracterizados por no publicar noticias de eventos de esta naturaleza).

En su mensaje televisivo el mandatario estatal al expresar su apoyo y pesar; mostro una postura ante la tragedia lo cual es de considerarse; sin embargo, yo le preguntaria: ¿que hay de las familias tamaulipecas en duelo? que hay de aquellas familias que han llorado sus muertos, que han pedido respuestas y justicia, y en algunos casos algun tipo de apoyo económico. ¿Que hay con esas familias Sr Gobernador, han recibido algo más que un mensaje televisivo? como es en el caso de las familias con victimas en este enfrentamiento recién ocurrido.

2011-08-27

Proceso - ¿En qué momento se jodió México?


Por José Gil Olmos
Proceso.com.mx

MÉXICO, D.F. (apro).- En Tamaulipas, cuando se habla del narcotráfico se baja la voz: no se dice “narcos” o cualquier sinónimo, sólo se hace una referencia indirecta, alejada, pero en privado, nunca en público. Eso mismo pasa en Chihuahua, Baja California, Michoacán, Guerrero, Nuevo León, Sinaloa, Veracruz, Durango, Coahuila y muchos otros estados del país donde el miedo se ha apoderado de nuestros espacios públicos, avanzando a los íntimos y familiares, creando una cárcel invisible que nos aprisiona a todos en el rincón más escondido de nosotros mismos.

Parafraseando el periodista colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, bien podríamos preguntarnos ¿en qué momento se jodió México? ¿Cuándo perdimos el rumbo que nos ha llevado a esta espiral de violencia y al miedo que se ha apoderado de una gran parte del país?

El pasado sábado 21 de agosto ocurrió algo muy grave que nada tiene que ver con el futbol, aunque ocurrió en el estadio del club Santos Laguna en Torreón. Casi a la mitad del juego una balacera arrinconó a los miles de asistentes en ese rincón donde cada quien busca protección, el cuerpo de uno mismo, los brazos que cubrían la cabeza mientras pasaban los minutos de la balacera.

El miedo, ese mecanismo de protección natural, se convirtió entre los asistentes al estadio –familias enteras, amigos, niños, mujeres y jóvenes–, en una inmovilización social propia de cuando el terror se apodera de una comunidad.

Los jugadores de los Monarcas Morelia y del Santos de Torreón corrieron despavoridos hacia los vestidores en busca de refugio. Mientras que el público se tiró al piso y se quedó ahí hasta que después de varios minutos ya no se escuchó el tableteo de las armas afuera del estadio.

De inmediato la gente saltó a la cancha y corrió hacia las puertas de salida. Pero no había salida en ese momento, pues la violencia estaba afuera. La escena bien podría representar al país, a la sociedad mexicana que, o trata de huir de la violencia buscando una salida que por el momento no existe o está paralizada por el miedo que ha producido el poder del crimen organizado.

Cualquiera de las dos circunstancias, ambas, describen la situación en la que se encuentra el país frente al imparable poder del crimen organizado que ha usado el terror y la violencia como instrumento de dominio y de control.

Aunque no hubo consecuencias, las imágenes que vimos en televisión de la gente buscando infructuosamente un refugio mientras se escuchaban los disparos de armas de alto poder son emblemáticas y, seguramente, ya se quedaron en la cabeza de muchas personas.

El futbol es para muchos uno de los pocos refugios de diversión o de evasión frente a la crisis de violencia que sufrimos en todo el país, pero sobre todo en entidades como Michoacán y Coahuila de donde son los dos equipos que suspendieron el partido.

Asistir al estadio a ver el partido es para muchos mexicanos una de las pocas posibilidades de salir de sus casas, asistir a un evento público, abierto, y tener contacto con otros. Pero después de lo ocurrido en Torreón, muchos pensarán dos veces ir a un partido o asistir a un concierto o simplemente salir a un acto masivo. Algo similar ocurrió en Morelia hace un par de años, cuando en pleno festejo del Grito de Independencia, lanzaron unas granadas contra la muchedumbre que, además de los ocho muertos y decenas de heridos que provocaron, sembraron el terror entre los michoacanos para asistir a actos públicos.

Para una sociedad, caer en el miedo es caer en la inmovilidad y eso es lo que más les conviene a las bandas de criminales o a los grupos de poder con pretensiones autoritarias, pues es mejor tener una sociedad paralizada, presa del terror, a una que salga a las calles a exigir un cambio.

Pero ¿en qué momento se jodió México?, vuelve la pregunta. Me parece que no hay un momento de quiebre, sino muchos momentos que se han ido sumando desde hace tiempo: cuando desde el poder se permitió que la impunidad fuera un privilegio, cuando desde la sociedad se hizo de la corrupción una costumbre, cuando desde la Iglesia se llamo a la inmovilidad y la impudicia , cuando en las escuelas se perdieron los valores de comunidad, cuando los partidos se alejaron de la gente, cuando en la Suprema Corte de Justicia se permitió la inmunidad de los banqueros, cuando en los medios de comunicación se propaló la violencia sin dar explicación, cuando a los niños se le enseñó a jugar con el terror, cuando se abrieron las puertas de los hogares a la pasividad y la indolencia.

Frente a este panorama parece que no hay salida. Pero la esperanza del cambio siempre existe, sólo que ésta no vendrá a nosotros sola, sino que hay que construirla desde abajo, no desde las cúpulas del poder ni de los políticos. En Colombia tardaron muchos años y hubo miles de muertos para que reaccionaran. En México ya es tiempo de salir del marasmo y de la individualidad para recuperar nuestros espacios públicos. Ya son suficientes más de 50 mil muertos, miles de desaparecidos y de desplazados por el terror de la guerra contra el narcotráfico.

2011-08-02

Política cero - Con Los Chuchos por delante


Por Jairo Calixto Albarrán
Milenio.com

Somos muy malagradecidos para celebrar que 21 delegados de la PGR le hayan renunciado a la procuradora Marisela Morales, sólo porque no están de acuerdo ni con su estilo ni con sus métodos, como si éstos no fueran cotorros y entretenidos. A ver, quién sino ella le ha procurado a la nación grandes momentos de solaz y esparcimiento con películas como No hay michoacanazo que dure mil años, El esqueleto de la señora Morales contra el huracán Greg Sánchez y ese gran clásico Hankazos perros.

Claro que podría ser que estos funcionarios atarantados confundieron a la seño Marisela con Lucía Méndez, que en estos días protagoniza una de las peores telenovelas de la historia junto con el Ángel del rock, Laureano Brizuela y ¡Fernando Allende!, cosa que los hizo sentir como atrapados en los 80.

Además, parece un poco ilusorio que esas renuncias en tropel puedan rayarle siquiera la carrocería del esqueleto de la señora Morales. Menos ahora que los suspirantes están dando un show como para que salga la desgraciada.

A quién le va a importan las renuncias en masa cuando al señorito Lujambio, con más gel del que aspiraría a untarse Peñanieto, le grita cínico y mentiroso a Humbert Moreira, para luego rematar con una defensa de los logros educativos del blanquiazul cimentada en una frase que tendría que ser colocada en letras de oro en la sede nacional de Pitufilandia “¿Quióbole priistas, quién no sabe gobernar?”.

Y debe ser cierto, en un análisis somero, en 10 años de PAN en la SEP, con una pequeña ayuda de la Gordillo, el promedio de compatriotas que escriben cajón con “G” ha crecido.

Supongo que los choznos de don Plutarco deben estar temblando. Sobre todo cuando Alonso, pero no Quijano, se agitaba con vigor y señalaba hacia el PRIcámbrico temprano con índice de fuego.

Que alguien le diga al secre de Educación que ese modito beligerante y arrogantito está demodé. Lo de hoy entre el zoon politikon es la sonrisa Colgate con momento incluido, la onda cool de demócrata de izquierda como Marchelo Ebrard. Él, mientras anunciaba un movimiento progre a su favor con Los Chuchos por delante, aparecía en la portada de la revista Quién, dedicada a la exaltación de la humildad y la morigeración social en papel cuché, abrazando a su novia.

El papaloy y la lobuki del momento.

Estrategia mucho más efectiva y efectista que la del senador Navarrete del Instituto Chuchístico de Verano, que se multiplica bañado y autocomplaciente cual Gelboy perredista, con el peor eslogan de la historia: “No me sigan, vamos juntos”, que parece de despacho contable, con table dance.

2011-08-01

INTERLUDIO - La perrada de descalificarlo todo


Por Román Revueltas Retes
Milenio.com

El Coneval es un órgano del supremo gobierno. Y, mira tú, ha publicado cifras que consignan un crecimiento de la pobreza en este país. O sea, datos duros que cuestionan la eficacia de las políticas sociales de los colaboradores directos de Calderón. Sin embargo, algunos lectores, advirtiendo la noticia en este periódico, denuncian que “el gobierno manipula las cifras” y que nosotros, los escribidores de Milenio Diario, le hacemos segunda voz.

No entiendo, con perdón. Es cierto que los señores ministros se resisten a admitir la realidad de las cosas. Pretextan esto o lo otro —la crisis financiera mundial, el calentamiento global, la herencia que nos ha dejado el antiguo régimen priista, el pobre desempeño económico del Estados Unidos (de América) o cualquier otra posible adversidad externa, la que sea— para enmascarar su fracaso.

Están en su papel, desde luego. Su negocio es justificar sus cumplimientos, reales o ficticios. Pero ahí tenemos, justamente, al tal Coneval para ponerlos en su lugar. Si no somos capaces de ver esto y de reconocer que México dista mucho de ser un país sojuzgado por un régimen opresor y totalmente mentiroso, entonces estamos socavando arteramente la integridad de una sistema en el que —luego de decenios enteros, ahí sí, de autoritarismo puro y duro— se han podido instituir, muy trabajosamente, organismos del Estado autónomos e independientes del poder político.

No es poca cosa, señoras y señores, que existan, aquí y ahora, el Banco de México, el Inegi, el citado Coneval y, a pesar de todo, el IFE, para equilibrar la balanza y restarle atribuciones a los políticos de turno. Esto no pasa en la Argentina —donde la señora Fernández y su marido, ahora finado, metían la mano para que las cifras del crecimiento y la inflación correspondieran a sus deseos—, y no ocurre tampoco en Ecuador ni en Venezuela.

Tenemos muchas asignaturas pendientes —la pobreza y la justicia, entre otras urgentísimas— pero descalificar todo, por principio, es una perrada que no merecemos los mexicanos. Pues eso.